*******

Let’s face it, writing is hell.
William Styron

martes, 19 de enero de 2016

V

v


no era trabajo de contar los años, ni los vasos vacíos, era simplemente de fijarnos en
las estrellas por primera vez, luego de todos los solsticios, sin imaginar jamás cómo
llegarían hasta nosotros esos años de conquista o barbarie, las primeras cruces de
ocote, los primeros incensarios, pero si, era sólo de ver las galaxias/ girar mientras
nosotros sentíamos el verdadero sabor de los colores del atardecer, pero si, no
sabíamos el momento en que vendrían carabelas y piratas en sus f14 supersónicos, ni
siquiera sabíamos eso/ sabíamos del cielo/ para nosotros era natural encontrar
estrellas nuevas y verlas como se examina una pequeña concha de colores en la
playa, era natural para nosotros verlas como se descubren lunares nuevos en la piel
de la mujer amada, y era tan natural aún más como jugar con los nombres y las
perspectivas, los edificios donde se podían ver las sombras y las luces y volverlas
kukulkán/ y todas esas luces eran nuestras madres, y les llamamos chumil, y nuestra
lengua pronunciaba chumil ab´i at, porque eran ellas las que alumbraban/ me llené
de sabiduría de tanto ver la luna y pude escribir sobre su piel los próximos eclipses y
las próximas lunas nuevas, cuartos menguantes, y entonces caí en trance y trazaba
con mi propia sangre voces naturales que subían por mis venas/ eran voces azules y
blancas, sí señor, eran voces tornasoles, sí señor, vagaban por mucho tiempo
buscando su tiempo, su ritmo, sí señor, buscaban oscuramente entre mi pasado, eran
como mi conciencia, si, subían, eran incandescentes y se filtraban desde mis pies en
reposo hasta mis manos en una oración como de voces revueltas hasta el grito final/
imaginaba desde el temblor del agua rocío, hasta el resplandor sol embriagado: sólo


cuando cerré los ojos pude ver el verdadero universo de voces/ unas decían sea
nuevo el día abriendo mares rojos y negros/ sea de nuevo el día voz omnipresente
abriendo la roca y soltando el agua y produciendo pan que nieva/ sea de nuevo el día
y saltando los cocodrilos zorros como venados tepocates saltando los búhos ratas
como pescados batracios saltando las estrellas lobas como jaguares serpientes como
emplumadas casi como colibríes manatíes jugaban y peleaban como gallos elefantes
que eran casi como guacamayos anacondos, como zanates cocoteros que eran más
parecidos a los buitres cuervos que se volvían jirafas leonas desde las amígdalas y
luego pequeños como moscas ballenas hasta convertirse y multiplicarse en ruido de
cigarras saraguates en ruido de delfines y garras, porque eran de todos los colores, si
señor, porque eran el fruto de la selva y del anonimato por años, ahí se encontraban
los más bellos pájaros reptiles y las más naturales hiervas para el dolor de muelas,
para el dolor del ojo, para el mal de esto y de aquello y los animales de campo como
la gallina pumada o los perros gatunos que se refugiaban entre las patas de los
árboles para mojar el pasto, eran todos como un ruidero infinito que llevaba las
hambres antiguas, si señor, llevaba esa nostalgia de infinitos en cada ruidero
desordenado donde se comía el águila al ratón, el ratón al hipopótamo, el hormigón
al buitre, el león al mandril, el mono al ave, el ave al cielo, el cielo pez al quetzal
serpiente al colibrí tapir venado, al que se comía al caimán libélula, al que se comía
al venado con alas de halcón, al que se comía con gusto al gusano de la palma, al
conejo murciélago, al ratón ardía que hablaba de cómo se comía a los gatos insectos,
al que hablaba de cómo se dominaba al toro escarabajo, al que gritaba de cómo
terminaba quitándole la cabeza a los hombres con pura paciencia como los gusanos
cangrejos, al que hablaba de cómo se comían las hormigas las piernas de los niños,
al que hablaba de esos pozos donde llegaban en cuadrillas para desaparecer los
cuerpos ya desaparecidos hasta acabar con los huesos de hombres y nombres, de
apellidos y rostros, de ropas campesinas y sombreros de fieltro y paja, de zapatos de
trabajo junto con los hierros y las alforjas de tortillas llenas de frijoles fritos/ de
besos y sombras, como fantasmas tiznados, como genios del horror más ingenuo,
buscando entre las sombras llamas de los fuegos de las pesadillas/ dónde está,


-mordisqueados por pájaros lombrices y fantasmas halcones esfinges minotauros
bucéfalos esfinges-

comiéndome las uñas, buscándome el poco de tierra que me traje del camino, allá
donde el viento luna se esconde cuando los hoyos de la selva olvidan el respiro
solar de los anfibios mamíferos, y sueltan a cantar los ovíparos nevados con sus
cantos dulces como tortugas con esqueletos fúnebres sobre la espalda/ llorando
diamantes negros, surtiendo los cementerios estatales, en contra del aire lleno de
publicidad infecta, hasta los caminos sensuales donde el dolor supera al miedo:
2010/1492/2012: la comida que se encuentra tirada por todas partes como los
mangos tigres, como los bananos teñidos de jaguares, como las papayas eróticas y
los cocos que parecen satélites huecos como calaveras marinadas, y las pitahayas
jugosas de sangre frutal que se beben como vinos silvestres y rones musgales hasta
la creciente venida, sí señor, del nuevo año y sus nuevas cosechas de ronrones y
mariposas, cascabeles manzanos surgidos del color de las iguanas, futuros rojos
hasta la mordida final, sí señor, y luego la voz de uno mismo, caracoles rugiendo al
tiempo que parecen serpientes boscosas con alas de palomilla, monos comiéndose
los piojos como ángeles borrachos y locos, como demonios inofensivos al final del
apocalipsis, santos pecadores en los portales, gorilas sabios leyendo todo con puntos
y comas, evolutivos, simios espejos, king kong comido por las hormigas del absurdo
cine, moby dick vomitando a un jonas albino para que cante en la sincity su última
rola, y todos sí señor, se arrepintieron, y luego salió el otro primate a devolverle la
vista a los ciegos para que volvieran a comer con las manos y huyeran de las falsas
sinagogas infectadas/ y trató de contar la historia de un mártir antropófago que luego


se vuelve a matar y luego se vuelve a matar, y cada muerte es distinta/ primero con
una soga al cuello/ segundo con una pistola/ tercero con una navaja de afeitar/ cuarto
con veneno/ quinto con otra forma de matarse/ eran únicos con el corazón cortado,
sin rumores, sin crédito ni tarjetas, luego de conocer el mundo se fueron de él/ luego
de saborearlo todo, sí señor, luego de probar todos los bocados, todas las bebidas,
todas las películas, todos los cabernet sauvignon, todos los paisajes sativos que se
podían meter en las venas como paraísos sátiros en jeringas/ hasta decir adiós hijos
de puta el mundo no es bueno por las buenas/ hasta aquí para mí/ sigan con su
película rancia/ el hombre disuelto en la tierra se consume como cualquier animal y
termina siento un gusaneó de cabromicoleones, y demás insectos volando e
iluminando una noche donde la evolución será la confirmación de más seres: saldrá
acaso un serpetigrerata que evolucionara a una giraphantera con alas de
murcielagato con garras de esfinge y culo de escorpión, un moscopulpo como un
elefanteciernaga como un mosquito con patas de toro y antenas de molusco, como
un dromedario con el tamaño de un ciempiés con manchas solares y ojos galápagos,
como un lorogato con escamas y luz, todos silenciosos como al final de la fiesta
estética de las maquinas dibujadas en los espacios del mundo/ sigo escribiendo en
una computadora con pantalla flat18”, que parece una ventana donde brotan
luciérnagas del enorme puente de más de mil millones de años/ sigo describiéndote,
contándote, cantándote lo que ya vivió y fue, ahora viene lo demás/ si señor /:

No hay comentarios:

Publicar un comentario