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Let’s face it, writing is hell.
William Styron

martes, 19 de enero de 2016

UNDO/ INTRO

undo




:oíste que dijeron:


háganse las infinitas cristalidades momentáneas y las sempiternas floraciones
existentes sobre la gota de una lágrima condensada, entre los brazos de la nada, entre
los cuerpos geométricos de la expansión universal donde saltaran al cielo los
verdaderos cuerpos unidos de una cooperación erótica entre la materia y el alma,
entre la sal y el sol vuelto una esquirla pequeñita en la retina del mundo: para ser
delfín viviente habían pasado ya los primeros seres huraños escondidos entre las
oscuras rocas, flotando o subiendo en breves pasos solitarios y plenos hasta los
trilobites inquietantes que dejarían sus cuerpos dormidos entre el barro de los mares
secos, de las olas memorizadas por las riberas de los barrancos, de los ruidos
marítimos que le enseñaron a hablar al mundo con rugidos bastos como de leones
siderales que no alcanzaban a crecer, hasta que la luz y el agua solidificaron la unión
de los peces y los árboles, de los cangrejos y la vida a la intemperie entre vivencias
simbióticas de animales con aletas y patas de tortuga, de ballenas con moco de
elefante y agallas con cola de mono, de jirafas manatíes amamantando a sus crías
como tepocates anfibios lanzando sus voces biológicas por las geografías
transatlánticas y pacificas: cada uno buscando su comida con las hambres vivientes
en la cadena orgánica donde mundos se topaban hasta formar los ojos de las
serpientes que antes eran microbios porosos: para saltar como una ofrenda a la boca
del águila: que antes había sido insecto emplumado: como antes había sido sustancia
milagrosa regada por el aire hasta buscar sus propias alas en la unión infinita en la
cadena de hambres lumbreras que buscaban en el viento el alimento crudo de las
primeras angustias sagradas por salvar la vida a costa de la muerte del otro: de la
ofrenda que también agradecía ser comida para ser preservada y liberada: así fue
como la espora fue pez naufragando hasta dominar la epidermis de los mares
santuarios: como el reptil se tornó volátil crisol de alas y viento: aventado al cenit
por los vapores invisibles que soltaban las montañas atómicas donde se fundía el
hierro con el barro y se abrazaban grandes poderes hasta formar diamantes en los


vientres de la roca: grandes máquinas naturales filtrando fuego y agua, expulsando
vapor y lava: llenando de microorganismos mitológicos e imaginarios los mares y
los cielos: los bosques y los desiertos: siendo de nuevo: el origen: semen semilla:
buscando juntarse con los elementos básicos que volvían luz el sentido mecánico de
estar germinando en una pelea subterránea entre raíces y coleópteros cegados por los
resplandores de las gemas ígneas del cielo del subsuelo: de las nubes fangosas entre
las entrañas de la tierra hasta el fuego básico en el centro del óvulo viviente: como
erotismo perenne perforado por las cofias frágiles hasta los diamantes en ebullición
donde se nutrían las flores y los frutos expulsados del paraíso a la raíz de las
semillas genéticas de la oscuridad latente:


no había nadie que supiera que estaba amaneciendo nuevamente en la gruta de
chauvet, y ninguno que supiera la hora del sueño, eran momentos que sólo podemos
imaginar cómo primeros, como sagrados a punto de ser escritos por profetas y reyes,
por escribas en lascaux, por originales y perfectos animales con un metalenguaje de
sonidos mares, palabras pájaros y ruidos imitados en la noche del génesis cuando
brotaban de los días imaginarios del sueño de la vida, mujeres que dibujaban
bisontes y escenas de caza, con sus varones matizados sobre la roca en medio de un
mamut altamirano, con sus hijos jalando pequeñas redes llenas de caracoles
fantásticos que brillaban bajo el agua como pequeñas nebulosas nacaradas: fue ya en
esos días cuando la voz, una voz intermitente que dictaba palabras y versos, los
mismos del ramayana que vibraban cuando recitaban en las montañas sus canciones
sobre el primer hombre y el paraíso, ya había historias sobre transformaciones
fantásticas de hombres que no eran de éste mundo, ángeles cavernícolas, sagrados
neanderthales con alas arcángeles de batracios sin pies ni manos, que luego como
por magia terminaban hincados con pies de león y rostro de águila preguntando a
todo el mundo el porqué de la existencia, orden y caos fueron a la vez el cosmos,
sobre el tiempo bíblico de tomos vedas y signos en medio de dibujos en piedra,


torres de babel donde se confundieron los nombres por sus lenguas y cada uno hizo
caminos de uno a otro lado del mundo para vivir en residenciales en los suburbios
que luego serían ciudades códices donde el fluir de la vida ya no tendría tanta
importancia para ninguno:

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